Soy un gran amante de las estadísticas. Así, sin más, la pureza de
los números. Esas cifras que con su crudeza se olvidan de representar cientos
de situaciones, pero que en su belleza son capaces de determinar la grandeza o minucia
de las instituciones deportivas. Y sí, los equipos grandes son los que ganan
títulos, sí. Y los equipos enormes son aquellos que ganan gran variedad de
ellos, también. Pero hay momentos que el deporte, y la vida misma, son
incapaces de explicar esas hermosas excepciones a la regla.
Por supuesto que este texto se refiere a la “Cenicienta” del
fútbol inglés, al equipo sensación de la Barclays Premier League, a ese club
del condado de Leicestershire, al norte de Londres, que ha hecho voltear a todo
el mundo a una pequeña ciudad antes desconocida para la mayoría.
El Leicester City Football Club (Leister, para que lo pronuncien correctamente) es un equipo modesto
que se encuentra a sólo una victoria (tres puntos) de proclamarse campeón en la
laureada liga inglesa. Es el equipo valiente que se atrevió a desafiar a los
grandes equipos con “pedigree” y con cartera abierta. Es el equipo que está
arrebatando el trono a los Manchester City, Arsenal, Manchester United,
Chelsea, Liverpool y Tottenham. Es el equipo que gana con algo que los demás no
tienen: amor a la camiseta.
Y es por eso que todos los jugadores y aficionados al fútbol de
los restantes trece equipos de la Premier League los apoyan en este momento.
Pero no para ahí, los Zorros, o mejor Foxes (para que no confundirlos con los
del “Aclas”) han visto crecer su afición a todos los continentes de este
planeta. Jugadores, entrenadores, comunicadores deportivos, artistas, y los
comunes y corrientes como un servidor, estaremos pendientes de lo que suceda el
próximo domingo 1º de mayo, en el mejor escenario para realizar sueños: el
estadio del Manchester United, el Old Trafford, mejor conocido como el “Teatro
de los Sueños”.
Hasta hace algunos años, equipos como Chelsea y Manchester City no
figuraban siquiera en el mapa local y menos a nivel europeo. Los dos fueron
comprados por multimillonarios extranjeros, hicieron inversiones
estratosféricas y compraron todo lo que pudieron comprar: estadios nuevos,
entrenadores de renombre y jugadores de élite en grandes cantidades. Poco a
poco esta fórmula les ha dado resultados (Chelsea ha ganado una Champions
League, liga, copas; ManCity liga y copas) a un precio muy alto.
Pero el Leicester ha aterrizado una fórmula poco utilizada en el
deporte mundial: la de ofrecer segundas oportunidades a sus integrantes. Y
vamos a hacer un pequeñísimo resumen de las piezas claves de este equipo.
· El entrenador. Claudio Ranieri, italiano con experiencia como jugador en
Italia, y como entrenador en Italia, España, Inglaterra y Grecia. Con grandes
equipos en su palmarés (Juventus, Valencia, Inter de Milán, Chelsea, Mónaco,
Roma y Atlético de Madrid), pero con muy pocos resultados. Solo en los equipos
Valencia e Inter logró imponer un estilo de juego atractivo.
· El goleador. James Vardy, delantero inglés que logró el ascenso con el
Leicester a la Liga Premier hace dos años, pero que hace 7 años compaginaba su
vida en equipos amateurs con un trabajo en una fábrica.
· El cerebro. Riyad Mahrez, mediocampista argelino (nacido en Francia) que
militó en equipos de segunda división francesa, hasta que llegó al Leicester
para ayudar a conseguir el ascenso.
· El contención. Danny Drinkwater, mediocampista inglés que inició su carrera en
el Manchester United, pero nunca tuvo actividad, por lo que fue cedido a otros
clubes ingleses donde tuvo muy discretas actuaciones.
· El portero. Kasper Schmeichel, guardameta danés, hijo de la leyenda Peter
Schmeichel, portero histórico del multicampéon Manchester United, que vivió a
la sombra de su padre jugando en equipos de segunda y tercera división inglesa.
La mayor parte de esta plantilla estaba resignada a jugar en un
equipo que buscaba evitar el descenso. En la anterior campaña, lograron la
ansiada salvación hasta la penúltima jornada. Hoy tienen 76 puntos, a 7 de su
más cercano perseguidor, el Tottenham, con 9 puntos por jugar, y tienen el
campeonato en sus manos, pero principalmente en su mente y en su corazón. Es un
equipo que enamora, y quizá no lo haga con un fútbol espectacular, pero lo hace
con un fútbol en conjunto donde todos se sacrifican, todos corren, todos
luchan, no dan un balón por perdido. Juegan como un verdadero equipo. Y eso,
mis amigos, para un amante del fútbol como yo, es como ganarse la lotería.
Pocas veces en nuestra vida podremos ver historias como estas, así que hay que
gozarlas al máximo.
Estos jugadores y otros más (como Huth, Kanté, Ulloa, Albrighton,
Okazaki) le han demostrado al fútbol mundial lo que permanentemente se olvida:
en una cancha se enfrentan once contra once, y en esta ocasión, para júbilo del
inglés Gary Lineker, no ganará Alemania, simplemente ganaremos todos.
Así las cosas del fútbol.