Según la Real
Academia de la Lengua Española, simbiosis es la “asociación de individuos animales
o vegetales de diferentes especies, sobre todo si los simbiontes sacan provecho
de la vida en común”. En el
ámbito social, la simbiosis es la “relación de ayuda o apoyo mutuo que se
establece entre dos personas o entidades, especialmente cuando trabajan o
realizan algo en común”.
Y sobre este concepto
podemos descifrar lo que acontece en LaLiga Santander (Primera División de
España) en el inicio de la temporada 2018-2019.
Es de conocimiento
general la partida del gran ídolo merengue Cristiano Ronaldo a la Vecchia
Signora del Calcio, la Juventus de Turín, en la Serie A italiana. Esto ha
ocasionado un grave ruptura en la estructura futbolística de la liga española.
Los que se erigen como los mejores equipos del orbe, Real Madrid C.F. y F.C.
Barcelona, han perdido a una pieza clave en su eterna disputa deportiva. No ha
pasado mucho desde aquel año 2012 en que se enfrentaron en todas las
competiciones (Liga, Copa del Rey y Champions League), donde sacaban chispas en
cada entrada, pero siempre respaldados por sus líderes emocionales: Cristiano
Ronaldo y Lionel Messi, respectivamente. Sin entrar en discusión alguna, los
dos mejores jugadores de la actualidad. De esas raquíticas camadas que surgen
cada 10 o 15 años en el balompié internacional. Uno, dos, quizás tres jugadores
encargados de sostener bajo sus hombros la esperanza de aficionados, compañeros
de profesión, entrenadores y directivos, que esperan (esperamos, para ser
preciso) se puedan convertir en leyendas, y poder decir que pudimos ver en plenitud
a estos guerreros enfrentándose en épicas batallas dentro del rectángulo verde.
Pocos de esos hemos podido admirar (en mi caso), Maradona, Matthäus, Maldini,
Ronaldo, Ronaldinho, Zidane, y ahora estos dos monstruos del fútbol: Cristiano
y Messi.
Y no es poca cosa lo
que han logrado, 5 Balones de Oro cada uno, goleadores históricos de la UEFA
Champions League, goleadores históricos cada uno de su selección, goleadores
históricos del Real Madrid y Barcelona, respectivamente... vamos, ganadores de absolutamente todo (Liga,
Champions, Copa del Rey, Supercopa de Europa, Supercopa de España, Mundial de
Clubes). Si acaso la única diferencia al grupo de jugadores que cité
anteriormente fue el haber ganado la Copa del Mundo (menudo encargo, aunque han
estado bastante cerca). LaLiga, ya sea BBVA o Santander (según el patrocinador
en curso), tenía en su momento el mejor espectáculo de fútbol al menos dos
veces al año en su calendario: el Clásico español y a su vez, el enfrentamiento
entre los dos mejores jugadores del mundo. Eso lamentablemente ya no existe.
Y podemos darnos
cuenta en la asistencia a los estadios durante esta primera jornada de LaLiga.
El Santiago Bernabéu (aforo de 81,044 espectadores) en la capital madrileña
registró la peor asistencia (48,466) en el partido contra el Getafe, desde el
año 2009 (44,270) en que enfrentaron al Mallorca. Curiosamente, el partido ante
el equipo mallorquín fue el último antes de la llegada de Cristiano Ronaldo al
equipo blanco, y el partido contra el Geta el primero después de su partida.
Por su parte, el Camp Nou (99,354 espectadores) registró una floja entrada
(54,560) en el partido inaugural del vigente campeón de Liga contra el Alavés.
Y seguramente ya no se venderán como “pan caliente” los derechos de transmisión
de la liga a otras cadenas internacionales, ni se venderán el mismo número de
playeras, ni de souvenirs, ni derechos de imagen, ni de nada.
Parece ser que LaLiga
perdió su encanto, su esencia, con la partida de uno de los mejores jugadores
del mundo, se terminó la simbiosis.
Aunque muchos lo
nieguen, Cristiano y Messi siempre se necesitaron, la figura de uno hacía más
fuerte al otro, los logros de cada uno motivaban al otro, fuimos testigos de una simbiosis perfecta.
Tal vez la presión
sobre ambos fue demasiada. Cristiano decidió emigrar a una liga mucho menos
competida y con menos exigencia personal, es decir, sabemos que la Juve ganará
el Scudetto pero si no gana la Champions no pasa nada. Messi a su vez decidió
retirarse de la selección argentina, después de un desastroso mundial, pero
también sabe que la exigencia en la liga disminuirá, al menos para él. El único
escaparate en el que se les podrá comparar será el de las justas europeas, la
Champions League. Difícilmente los veremos en plenitud disputando otro Mundial.
Para todos los
aficionados del fútbol, el sueño se terminó. Y esperaremos como cada ciclo que
emerjan otros ídolos y ayuden a reconfigurar el orden futbolístico mundial.
Y bueno, amigos culés,
ya pueden dejar de odiar a Cristiano por ser del Madrid, así como los merengues
dejaremos de odiar (odio deportivo del bueno, no del que tienen las villanas de
las telenovelas) a su mal llamado Messías cuando decida retirarse de ese club
de vividores.
Así las cosas
del fútbol.
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