¿Qué diferencia existe entre los equipos de la Roma y el Cruz Azul?
Pues en teoría ninguno. Podríamos afirmar que en en ese rectángulo verde se desarrollan nobles batallas de ejércitos de once guerreros contra once, en las que usualmente obtiene la victoria el que muestra mayores elementos futbolísticos, pundonor, capacidades atléticas y hasta orgullo deportivo. ¿Suena precioso y hasta motivante, verdad?
¡Vamos, no todo es así de espectacular! Les voy a compartir dos ejemplos de que las diferencias en el fútbol existen y de sobremanera.
AS Roma (Italia) Vs. FC Bayern Munich (Alemania) - UEFA Champions League - 21/oct/2014
El tercer equipo con más campeonatos de Campeón de Europa, el más ganador de la Bundesliga, con un equipo con grandes figuras (Robben, Ribery, Lewandowski y media selección alemana campeona del mundo) y un entrenador como Guardiola, revolucionario en su sistema de juego, visitaba el Estadio Olímpico de Roma para enfrentarse a la Loba, a este equipo romano que ha mostrado sus credenciales en la Serie A, acechando al gran puntero Juventus.
Pues bueno, resulta que en veinticinco minutos el Bayern Munich paseaba con tres goles a la Roma en su casa, frente a su gente, que miraba impávida el majestuoso espectáculo de un grande de Europa, que pondría en el marcador cinco goles durante la primera mitad. La cosa no terminaría ahí, el equipo germano aflojó un poco en el segundo tiempo, permitiendo el gol de la honra del local, pero metiendo de nueva cuenta el acelerador para terminar anotando dos golecitos más.
Ahora, uno pensaría que la Roma, con la sangre caliente y siendo humillado frente a su afición, se dedicaría a dar patadas al por mayor como resultado de la gran frustración del encuentro. Pues no. ¿Faltas? Las normales. ¿Amonestaciones? Pocas. ¿Expulsiones? Ninguna.
El equipo italiano, con un gran camino recorrido en la historia de las justas europeas, entendió desde el primer minuto de juego que, aunque tuviera pundonor y capacidades atléticas, ese día le faltó fútbol, mucho fútbol. Pero si algo le sobró, fue ese orgullo deportivo, siempre corriendo (excepto Totti, que ese no corre ni la cortina) y luchando.
Liga Deportiva Alajuelense (Costa Rica) Vs. Cruz Azul (México) - Liga de Campeones CONCACAF - 21/oct/2014
El equipo tico, cuyo mayor mérito histórico en el torneo fue llegar a semifinales, recibía al flamante campeón vigente, al equipo cementero, esa bella quinceañera de la Liga MX (ya próxima a cumplir su "mayoría de edad"), con el pase a cuartos de final en juego. La cuestión era sencilla: Cruz Azul debía ganar forzosamente, ya que los resultados previos contra el alajuela y el Chorrillo FC (sí, así se llama, no abusen) fueron deficientes; por otro lado, el equipo costarricense debía al menos empatar para asegurar el boleto. Y como cualquier partido de Concacaf, el arbitraje con muchísimas limitaciones.
Bueno, el trámite del partido necesita poca descripción: los ticos jugando a no ganar, cuando mucho a empatar, y el azul jugando a, a, bueno, no sé bien, pero me queda claro que a ganar no. El resultado fue un miserable empate a unos, que dejaba tendidos en la cancha a los cementeros.
Pero lo importante aquí es lo que sucedió en los últimos quince minutos del partido, los ticos haciendo tiempo y provocando al rival, aun cuando obtenían el resultado anhelado. Y unos azules que se comportaron como sus raíces, como albañiles, soltando patadas, golpes, pierrotazos y pellizcos de abuelita. El árbitro obviamente hizo lo que debía cualquier colegiado en partidos de la zona, no marcar nada y dejar que los jugadores se rijan bajo la Ley del Talión.
Vergonzoso espectáculo.
Regresemos a lo que nos truje, a qué años luz estamos (y me refiero a la zona, no a mis poderosas super Águileeees que podría jugar fácilmente en Champions) de tener ligas y torneos de primer mundo en norte y centroamérica. ¿Errores arbitrales? Los hay en todos lados, Cruz Azul se quejó de un gol anulado injustamente, la Roma ni siquiera reclamó un penal en contra que parecía inexistente.
Pero el asunto aquí es el respeto que se tuvieron la Roma y el Bayern, uno jugando a tope sin tregua, el otro aceptando su humillante derrota. Mas no así el del juego de la Champions de petatiux, un Alajuelense ofendiendo al rival y un Cruz Azul respondiendo a trompadas, cual chico temido de barrio.
Pues eso, señores, es un reflejo vivo de lo que sucede en nuestro día a día. Esa falta de respeto a nuestra persona, a nuestros iguales (y no tan iguales), a nuestras instituciones, a nuestra historia. Esa facilidad que tiene el latino de buscar justificaciones cuando no logra sus objetivos (que el arbitraje, que el cansancio, que el equipo incompleto, que la presión en el estadio, y así puedo seguirle interminablemente), cuando la filosofía de los equipos grandes es entender que ganan, pierden o empatan como resultado de lo que hagan en la cancha y no más.
Hasta entre perros hay razas, no es lo mismo un perro con pedigrí que un perro de carnicería (si, ese que ve carne lamiéndose el... qué?).
MOP
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